No se trata de una exposición al uso. Es un traslado simbólico, un injerto vital: La artista llastrina Coral (dialexeis) traslada su propio estudio a la sala de exposiciones, sin filtros ni escenografía. Lo abre como espacio vivo, poroso, compartido.

El público no encontrará aquí una colección de obras terminadas, sino un entorno en proceso: papeles, objetos, hilos, pinceles, trazo. Lo que normalmente queda oculto, el ensayo, la pausa, el error… se convierte en materia visible y disponible.

Inspirada en las redes neuronales, las telarañas y los sistemas colaborativos, la instalación invita a entrar, observar, escribir, pintar o simplemente estar. Cada visitante podrá dejar una huella o simplemente dejarse afectar. El estudio se convierte así en un cuerpo expandido, un dispositivo realcional donde arte y vida no se separan.

CORAL es una artista visual e investigadora. Su trabajo se mueve entre el ensamblaje, la escritura simbólica, la mediación y la construcción de dispositivos afectivos. Explora el cuerpo, el archivo, los vínculos invisibles y la experiencia neurodivergente desde una mirada poética y crítica.